El dengue, enfermedad causada por cuatro virus serológicamente relacionados, es ya uno de los más importantes desafíos sanitarios en gran parte del planeta. El año último se registró un brote récord en América latina y la Argentina no fue la excepción. Con un saldo de 583.297 casos y 419 fallecidos -aunque se calcula que hay un importante subregistro, tanto porque un gran porcentaje de los casos son asintomáticos como porque muchos de los pacientes que cursan un cuadro leve no consultan con el sistema de salud-, el 2024 es el peor año de dengue desde que se llevan registros.
Hasta el 23 de julio pasado, se reportaron casos en 176 países. Ese número ya supera el de 2023, que también fue un año récord. A lo largo de las últimas dos décadas, no solo aumentaron diez veces los casos registrados, sino que además creció la mortalidad.
“Es imposible anticiparlo –comenta el infectólogo y ex jefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero del Hospital de Infecciosas F. J. Muñiz, Tomás Orduna–. Lo que sí sabemos es que los tiempos entre epidemia y epidemia en la Argentina se fueron acortando. Y en toda Latinoamérica, por mencionar solo nuestra región, se registra una tendencia al aumento. Entre 1990 y 2010, se registraron casi 10 millones de casos; de 2010 a 2015, en solo cinco años, lo mismo que en los 20 anteriores. Y este año, Brasil casi superó ese número en un solo año. Entonces, puede ser una temporada igual o peor. Lógicamente, también puede haber condiciones meteorológicas que ayuden a disminuir los casos. No se puede saber, pero el escenario está dado para un brote importante porque el vector está presente en 19 provincias de nuestro país. Eso permitió que en 2024 se triplicara el número de casos respecto de los de 2023, que creíamos que era el año más importante”.
De acuerdo con Sylvia Fischer, coordinadora del Grupo de Estudio de Mosquitos de la Facultad de Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), “la actividad del mosquito en general arranca la segunda semana de octubre y ya para diciembre aumenta en forma drástica”. Esto no quiere decir necesariamente que haya casos de dengue de inmediato (porque para que se desate un brote tiene que haber personas infectadas), pero dado que por segundo año consecutivo no se interrumpió la transmisión en el país, todo indica que es mejor estar preparados.
“Entre la última semana de julio y la última de agosto, en las provincias de Formosa y Chaco se registraron 87 casos –subraya Orduna–. Esto indica que no hubo corte completo de la transmisión en invierno, como ocurría hasta 2022, inclusive. En la región del Nordeste, continúa todo el año. En el AMBA, los primeros casos autóctonos suelen darse entre diciembre y enero, pero históricamente el pico se produce en marzo y abril”.
Qué es el dengue
Es una enfermedad producida por el virus de ese nombre. Está presente en las regiones tropicales y subtropicales del planeta y cada vez en más países. Lo transmiten los mosquitos Aedes, principalmente el Aedes aegypti, que se cría en entornos urbanos o semiurbanos, a tal punto que se lo considera un mosquito “doméstico”. Las hembras depositan las larvas en recipientes donde se juntan incluso pequeñas cantidades de agua. Por eso es fundamental eliminar esos reservorios.
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¿Existen diversos tipos?
Sí. La “familia” del dengue incluye cuatro virus serológicamente diferentes: DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4. La infección por uno de ellos deja protección permanente contra ese, pero no contra los demás, por lo que es posible volver a infectarse en la misma o sucesivas temporadas si el serotipo circulante cambia. Infectarse con dos serotipos diferentes aumenta el riesgo de padecer dengue grave.
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Cómo se adquiere
Principalmente a través de un vector: los mosquitos portadores o contaminados (es decir, que hayan picado a un individuo infectado).
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Qué mosquitos lo transmiten
Los Aedes aegypti y Aedes albopictus (mosquito tigre), aunque este último tiene menor distribución en el país: “Hasta ahora solo fue detectado en el norte de Corrientes y Misiones”, aclara Fischer.
Los mosquitos Aedes aegypti suelen medir menos de 1 cm y son de color oscuro con rayas blancas a lo largo del cuerpo y las patas, a diferencia de otros como los Culex pipiens que son marrones. Estos también son abundantes en el país. Los Aedes albifasciatus, que proliferan en ámbitos rurales, tienen una distribución muy amplia, suelen picar a animales y están vinculados con la transmisión en mamíferos de la encefalitis equina del oeste, según informó el Ministerio de Salud de la Nación.
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En qué momento y dónde pican
A diferencia de los mosquitos comunes, que suelen ser más activos hacia la noche, el mosquito del dengue tiene hábitos diurnos. La que pica es la hembra y generalmente lo hace en pies, tobillos y la parte baja de las piernas. A veces, ni se siente.
Cuáles son los principales síntomas del dengue
Como recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la mayor parte de los casos, la enfermedad presenta síntomas leves o incluso ningún síntoma, y se cura en una o dos semanas. En casos infrecuentes, el dengue se agrava y puede causar la muerte.
Cuando hay manifestaciones, suelen aparecer entre 4 y 10 días después de la infección, y duran de dos a siete días. Incluyen fiebre elevada (40° C), cefalea intensa, dolor detrás de los ojos, musculares y articulares (lo llaman “la fiebre quebrantahuesos”), náuseas, vómitos y agrandamiento de ganglios linfáticos. También pueden aparecer erupciones cutáneas.
Las personas que se infectan por segunda vez corren más riesgo de enfermedad grave. Los síntomas del cuadro severo suelen presentarse cuando desaparece la fiebre. Incluyen dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, respiración acelerada, hemorragias en las encías o la nariz, cansancio, agitación, vómitos o heces con sangre, sed intensa, piel pálida y fría, debilidad general. Estos individuos necesitan atención hospitalaria urgente y deben recibir cuidados de inmediato.
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Cómo se trata
No tiene tratamiento específico. Contra el dolor se prescribe paracetamol y se aconseja evitar los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno y la aspirina, porque aumentan el riesgo de hemorragia.
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Por qué aumenta la incidencia
Está relacionado con varios factores, en especial los vinculados con el cambio climático, que favorece la proliferación del vector, y el aumento del turismo y los viajes intercontinentales.
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Cómo prevenirlo
Para evitar la picadura de mosquitos, se aconseja: usar ropa clara y holgada que cubra el cuerpo lo máximo posible, mosquiteros en las ventanas, espirales, repelente de mosquitos (según informa el Hospital Italiano, un producto con DEET al 10% protege durante 2 a 3 horas aproximadamente, en cambio al 25% la protección es de seis horas en promedio) y proteger las cunas o cochecitos de bebés con tul mientras se está al aire libre, entre otros.
Para prevenir la aparición de criaderos, hay que evitar que encuentren lugares donde depositar sus huevos. Eliminar todo objeto que pueda acumular agua, incluso tapitas de bebidas. Dar vuelta los recipientes como macetas o baldes. Cambiar con frecuencia el agua de los floreros. Cubrir, vaciar y limpiar cada ciertos días los recipientes donde se almacena agua para uso doméstico. También vaciar con la misma periodicidad una pava de agua hirviendo en las rejillas de patios y balcones, ya que tienen huecos que pueden actuar como reservorios de agua.
En abril de 2023, la ANMAT aprobó la vacuna «Qdenga» para personas de cuatro años en adelante sin límite de edad. “El mismo criterio adoptó la autoridad regulatoria europea –explica Orduna–. No es necesario haber tenido dengue. Las contraindicaciones son embarazo, lactancia e inmunocompromiso”.
La inmunización no fue incluida en el calendario nacional y el Ministerio de Salud de la Nación solo compró 160.000 dosis para vacunar a jóvenes de entre 15 y 19 años de los departamentos de mayor incidencia. Fuera de las adquiridas por provincias como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Tucumán, Salta, Jujuy, Chaco, La Rioja, Catamarca y Corrientes, que ya están realizando sus propias campañas, todos aquellos que deseen vacunarse deberán abonarla. El precio aproximado con descuento de obra social ronda los 55.000 pesos por dosis (son dos con un intervalo de tres meses de separación). El esquema completo protege contra los cuatro serotipos y mostró una reducción del 84% en las hospitalizaciones y una disminución del 61% en los casos sintomáticos.
Aunque el costo la vuelve inaccesible para gran parte de la población que enfrenta penurias económicas, para Orduna “es una herramienta fundamental que nos va a permitir, junto con las que van a llegar en los próximos años y cuando haya una buena cantidad de pacientes vacunados, controlar el dengue. Sobre todo, si tomamos en cuenta otras enfermedades en las cuales la inmunoprevención generó una enorme caída de la incidencia”.
Dicho esto, enseguida aclara: “Obviamente, no hay que bajar los brazos en el combate contra la presencia del vector, que no solo transmite dengue, sino también zika y chikungunya. Y potencialmente, fiebre amarilla”.