En este contexto, los efectivos de la Policía Federal Argentina, determinaron que el denunciado M.C.S. y su pareja habían sido fuertemente involucrados, hace unos años, en maniobras de lavado de activos, en Brasil, sindicados en primera instancia como propietarios de una entidad de asesoría financiera de Brasilia, empresa que promocionaba trasladar jóvenes universitarios a fin de estudiar en Argentina.
Cómo fue el procedimiento y las detenciones
Dentro de las personas denunciadas se hallaban M.C.S., su esposa N.P.D., y otras tres personas también de nacionalidad brasileña, los cuales eran sindicados en esta trama criminal como parte del grupo delictivo, algunos de ellos, con antecedentes por hechos similares de octubre de 2019 en Brasil.
En aquella ocasión recibieron depósitos bancarios (en cuenta del Banco Bradesco, del municipio de São Gonçalo, Rio de Janeiro) y luego los transfirieron a otras dos sociedades, siendo los fondos procedentes del tráfico de drogas en la comunidad do Brejal, situada en Complexo do Salgueiro, dominado por la organización «Comando Vermelho».
La acción dirigida por la Fiscalía Federal número 2, de San Isidro a cargo de Fernando Domínguez, ante el Juzgado Federal número 1 de San Isidro, a cargo de Sandra Arroyo Salgado, Secretaría número 1 de Agustina Daus, se concentró en determinar las acciones que se encontraba desplegando en la Argentina el grupo liderado por M.C.S. logrando desentramar un elaborado sistema de operaciones dinerarias sin un marco legal o comercial registrado, que oficie como aval de las sumas millonarias que eran introducidas en el circuito comercial del país.
Estas acciones consistían fundamentalmente en depósitos, transferencias, cambio de divisas, créditos mutuos y operatorias con poderes certificados por notarios de confianza del núcleo criminal.
Con estas herramientas legales el cabecilla de la organización (alias «El Negro» o «El Jefe»), autorizaban a operar en su nombre a los comúnmente denominados «testaferros o presta nombre», tanto en temas administrativos como en aspectos civiles como la compra venta de bienes muebles (autos) e inmuebles (empresas, viviendas, terrenos) alejando de esta forma su responsabilidad sobre el patrimonio, sin dejar de ser su dueño.
Bajo estos parámetros, el despliegue investigativo del personal del Departamento Operaciones Contra el Lavado de Activos y Financiamiento del Narcotráfico, de la Policía Federal, consistió en diversificar sus tareas para lograr en primer instancia la individualización y funciones de todos los componentes de esta estructura, dentro de la organización criminal liderada por el M.C.S., pudiendo determinar que el nombrado junto a su familia y entorno llevaban un nivel de vida muy elevado, habiendo desarrollado un patrimonio abultado rápidamente, sin ningún aval legal declarado a nivel nacional.
También en el transcurso de la pesquisa este había disminuido considerablemente su exposición virtual en redes sociales, siendo nula la utilización de tales medios en forma pública, circunstancia ésta que notoriamente había cambiado respecto de su accionar en la República de Brasil, resultando llamativa sus primeras operaciones registradas en el país donde se constató la compra de vinos en la zona norte del país, en dos operaciones no muy significativas.
Dentro de estos nuevos socios criminales se pudo dejar documentada la relación de la organización brasileña, concatena en primer instancia a empresas de viajes estudiantiles, con el mercado de capitales (informal) en Argentina las que operaban en el Microcentro porteño, en las conocidas «cuevas» financieras.
